Susana Giménez entrevistó en su programa a Laith Ashley, un popular modelo trans, en el living de la diva el modelo contó su historia de vida y como se lelvó a cabo el procedimiento de cambio de género.
“Mi transición fue muy difícil. No existe un manual ni directrices sobre cómo actuar y gestionar todo lo que sientes. Mi familia pensaba en mí como una chica un poco marimacho. Mi madre quería que tomara clases de baile y mi padre pensaba que era ‘la niña de papá’. Yo nunca me sentí niña, pero cuando cumplí 15 años, comencé a odiar mis curvas”.
“En el último año de secundaría comuniqué a mi novia que en ningún caso me sentía como lesbiana, sino como hombre heterosexual. Justo al mismo tiempo mi padre se enteró de que estaba cambiando y se enfrentó a mí. Me dijo que debía cambiar de apellido, que ya no era más su hija. Mi madre, aunque es muy religiosa, me quiere mucho, pero nunca logrará aceptar lo que soy”.
Otro caso el de Shiloh Jolie-Pitt nunca se vio a sí mismo como niña. A pesar de que nació con genitales femeninos, siempre se consideró varón, se vistió como tal y hasta quiere hacerse llamar John. Sin embargo, días atrás, una versión que fue desmentida acaparó la atención de todos los portales internacionales: que Shiloh, de tan sólo 11 años, había comenzado a tomar hormonas para iniciar su transformación. Más allá de que la información nunca fue confirmada, el tema volvió a instalarse, así como la pregunta de cuáles son los pasos a seguir para una transformación de este tipo.
El doctor Javier Belinky, encargado de la sección de Cirugía Transexual del Hospital Durand explicó a Caras Salud que los pacientes, al momento de llegar al quirófano, “ya recibieron hormonoterapia por al menos dos años para adquirir los caracteres masculinos”.
El médico explicó que los pasos previos a las intervenciones quirúrgicas para lograr este cambio son el consentimiento informado y el riesgo quirúrgico, pero también una evaluación por parte de un profesional en Salud Mental.
Belinky, quien es Chairman local del Congreso Mundial de la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transexual llamado WPAHT, que se realizará en Buenos Aires en noviembre de 2018, explicó que lo primero que piden los trans masculinos es una mastectomía, es decir, la extirpación de las mamas.
“La cirugía masculinizante genital es mucho más compleja que el pasaje de varón a mujer y posee una alta tasa de complicaciones, pero Argentina es un país de avanzada en materia de técnicas quirúrgicas y resultados”, agregó el cirujano.
“Lo primero que se realiza es la anexohisterectomía, es decir, quitar el útero, los ovarios, las trompas y la vagina. Después se confecciona un neofalo o neopene, o con colgajos libres de antebrazo o de abdomen y en ocasiones durante esta misma cirugía se construye una neouretra, para que el paciente orine de pie. En el mismo momento también se implantan prótesis testiculares”, indicó Belinky.
En un segundo tiempo, que debe realizarse al menos seis meses después de la primera cirugía, “al neofalo se le coloca una prótesis peneana interna que va a brindar la capacidad de erección y permitir la actividad sexual”, explicó el experto.
Cabe aclarar que la hormonoterapia continúa después de la operación y de por vida, porque si se interrumpe la administración de testosterona los caracteres sexuales masculinos se perderán.
¿Pero qué pasa si además se quieren masculinizar los rasgos? El cirujano plástico Marcelo Di Maggio, que ejerce en el Sanatorio Finochietto, es muy buscado a nivel mundial para cambiar los caracteres del rostro al género autopercibido.
De hecho, este médico que entrena a colegas en el hospital Mount Sinai de Nueva York fue quien acuñó el término “Cirugía de Remodelación de Rasgos Faciales”, para que una cara pueda tener una apariencia más masculina o más femenina.
Según declaró Di Maggio, la principal diferencia de su técnica “es ver la cara en forma completa y pensarla como un todo, mientras que la mayoría de las consultas tradicionales radican en operar una parte, como por ejemplo, los párpados o los pómulos”.
“Suelo remodelar al mismo tiempo las partes óseas de la cara y sus partes blandas, por ejemplo combinar la remodelación del hueso de la mandíbula y el mentón con un lifting. Así, se logran resultados más naturales tanto si se busca cambiar un aspecto de hombre a mujer o viceversa o cambiar algún rasgo que toda la vida el paciente odió sin producir un desbalance, es decir, tratar la disforia de rasgos faciales”, agregó el cirujano.
Por último, el experto agregó que es mucho más frecuente la remodelación de rasgos faciales de hombre a mujer, mientras que de mujer a hombre existen pocos casos documentados a nivel mundial.