La directiva de Juliana Awada (43) cuando ordenó las refacciones en la Quinta de Olivos fue clara: “Vamos a ponerle calor de hogar”. A dos años de la mudanza presidencial, la Primera Dama logró el objetivo. La residencia oficial luce como la imaginó: prepondera el blanco de sus edificaciones enmarcadas por el verde de los jardines.
La estética minimalista convive con ese aire de campo que hace de Olivos un lugar en el que Awada, su esposo, Mauricio Macri (59), y sus hijas, Antonia (6) y Valentina (15), se sienten a gusto.
Lee también: Los maravillosos looks de Juliana Awada en su paso por Rusia
Los Macri lograron romper el secretismo que rodeaba a Olivos para convertirlo en un lugar de acceso público. El ejemplo más claro fue la apertura de la Plaza de la República, en la extensión de la calle Maipú. Pero también la propia Awada fue anfitriona de diversas ONGs de niños y adultos mayores, así como de importantes figuras de la política, el arte y la moda. Además funciona como un lugar de trabajo para el Presidente, que la utiliza dos veces por semana con ese fin. Así la definen sus “inquilinos”: “Es la casa en la que vivimos nosotros temporalmente, pero es de todos los argentinos”.
por Diego Esteves