Adabel Guerrero había anunciado que atravesaba un mal momento y, más recuperada, hizo una transmisión en vivo en la que explicó los motivos de la crisis que se desató a un mes después del nacimiento de su hija Lola.
“Me obsesioné con los gérmenes, obligaba a Martín a bañarse dos veces por día”, dijo, a la par que reconoció sentir angustia y la necesidad de organizarse, síntomas que se acrecentaron además por el hecho de no dormir bien.
El doctor Harry Campos Cervera, psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina y psiquiatra por la Universidad de Buenos Aires (UBA), explicó a Caras Salud que tras el parto se genera en la mujer una situación de vulnerabilidad que obedece a razones físicas y psíquicas. “Las físicas son las reacciones hormonales que produce el postparto y las psíquicas obedecen a la perdida de la completud que la mujer siente durante el alumbramiento, y el tener que compartir ese hijo con el padre y con el mundo en general”, indicó el especialista. Y aclaró que las diferentes alteraciones pueden pasar desde el llamado “baby blues”, un leve estado depresivo tras dar a luz y la llamada depresión postparto hasta el grado extremo, que es la psicosis puerperal.
Según estimaciones internacionales, alrededor del 60% de las gestantes atraviesan el “baby blues” entre el tercero y el noveno día después del parto. Suele ser de intensidad variable y, por lo general, afecta a madres primerizas. Se manifiesta en forma de ansiedad, cambios de humor, cansancio intenso y la falta de confianza de la mujer sobre su capacidad de ser una buena madre. Para este cuadro no se suele precisar tratamiento médico, solo basta con el apoyo del entorno.
En segundo lugar está la depresión posparto, que se puede presentar poco después del alumbramiento o hasta un año más tarde. Lo más frecuente es que ocurra dentro de los primeros tres meses después del nacimiento del niño y sus síntomas se acrecientan con la falta de sueño. Las mujeres que vivieron un hecho estresante durante el embarazo o al momento de dar a luz, por ejemplo la enfermedad o muerte de un ser querido o bien un parto difícil, tienen más chances de sufrirla.
Por último está la psicosis puerperal que se presenta en una de cada 1000 mujeres. Puede aparecer entre las primeras horas y las cuatro semanas después de dar a luz. Además de las alteraciones bruscas de humor y dificultad para conciliar el sueño, este cuadro se caracteriza por alucinaciones y alteraciones del comportamiento y del pensamiento en torno al niño, lo que puede poner en peligro al bebé. En este caso, se necesita tratamiento médico con urgencia.
Dentro de un estado depresivo tras el parto puede darse la llamada ‘obsesión’ por los gérmenes. Campos Cervera indicó que este temores frecuente y que además las madres primerizas “sienten más miedo, más angustia y están más alertas que aquellas que ya tuvieron otros hijos”.
“De manera inconsciente, los gérmenes pueden representar el miedo a la competencia y como la madre ya no tiene el control completo de ese niño, que está en contacto con los familiares y con el mundo exterior”, explicó el psiquiatra.
¿Pero cómo salir de esta situación? De acuerdo con Campos Cervera, en algunas ocasiones este estado se cursa solo y es de fácil manejo. “Pero cuando la mujer empieza a tener conflictividad con la familia, y si esta situación no se revierte, es necesario pedir ayuda terapéutica”, enfatizó.