Cuenta la mitología romana que desde su nacimiento, Minerva, equivalente de la Atenea griega y primogénita de Júpiter y Metis, fue divinizada como la diosa guerrera. Asociada a la sabiduría, la justicia y las artes en la antigua Roma, sus cualidades la hicieron acreedora del título de Protectora de la ciudad y Patrona de los artesanos. “Apenas nací, aunque mis padres tenían un listado con varios nombres y posibilidades muy interesantes, cuando vieron mi cara concluyeron en que tenía que ser Minerva. Ella es, según los romanos, la creadora de la música y nace de la cabeza de su padre, quien se devoró a su madre en un ataque de egocentrismo y miedo por ser destronado. Si bien de chica era un nombre raro para mí, un día entendí que yo era particular y que llamarme así era una suerte”, reflexiona a sus 20 años la hija de Alfredo Casero (56) y artista de Multitalent mientras debate junto al equipo de styiling el peinado que aportará el justo volumen a sus importantes rizos. “Tendría que darle forma pero no me lo puedo cortar por la tira”, aclara quien compone a Lidia, la hermana menor de Delfina Cháves (23) en ATAV (“Argentina, Tierra de Amor y Venganza”).
Atravesada por la cultura japonesa, idioma que habla y escribe con fluidez debido a su formación en una escuela nipona (asistió al “Instituto Nichia Gakuin” de Almagro) recuerda haber recibido una educación “muy noble” donde jamás sintió desencajar. “De chica no entendía bien la diferencia entre mis compañeros japoneses y yo hasta que en tercer grado entendí que yo no era oriental y que físicamente éramos distintos. Crecí educada por esa cultura y tomé el mundo que me entregaban, sin buscar jamás la diferencia”, dice quien creció estimulada por padres artistas.
“Tenía un impulso creativo tan grande en mi casa que no necesitaba buscarlo afuera. La única manera de expresar mi existencia a los cuatro años era escribir, pintar y bailar. Siempre acompañé a mi papá en los teatros, íbamos juntos de gira y a los dos yo ya tenía mi propio show. Era algo inherente en mi naturaleza”, asume con la misma certeza con la que a edad temprana incursionaba con doblajes para Publicidad. “Cuando descubrí la magia de la tele, mi papá actuaba en “Para Vestir Santos”. Me acuerdo un día que grabaron la escena de un velorio y cuando dijeron “corte” el señor que estaba dentro del ataúd salió con la mortaja puesta y se comió un sándwich de miga. Si bien yo entendía que eso era una realidad ficticia, me voló la cabeza”, revive.
Frente a un presente que la encuentra felizmente en pareja hace ocho meses con Tomás “Toto” Kirzner (20), con el que comparte elenco en la ficción de Eltrece, asume que desde la primera vez que lo vio en una clase de teatro a sus 14 años llamó su atención.“Toto tiene un corazón que es producto de la familia que tiene. Son todos son divinos: Flor (Torrente), Fabián (Mazzei), Adrián (Suar) y Margarita. Con “Ara” (Araceli González) me llevo bárbaro, es divina y hasta nos juntamos a ver los Oscars las dos solas. Mi papá lo conoció a Toto de bebé y le tiene un cariño muy particular, eso es un plus. ¡Todo lo que diga de él va a ser lindo! Antes nos amábamos de corazón pero de otra manera y después de reencontrarnos nos enamoramos. Toto es amable, del verbo amar, y muy sensible, transmite algo que no se puede describir. Desde que lo conocí quise estar cerca suyo”.
Ultracoqueta, no sale a la calle sin perfume en la cartera, costumbre adquirida de su abuela materna de la que además conserva un anillo y prendas vintage en su closet. “Me cuido mucho el pelo aunque es difícil teniendo rulos pero me ocupo y me hago tratamientos, como una mascarilla casera de aceite de oliva y coco que le da brillo después de bañarme. También soy consciente de que no quiero hacerme nunca cirugías en el rostro y por eso lo cuido bien. Lo exfolio un par de veces a la semana, me pongo mi tónico y cuando siento que necesito me hago mascarillas, ¡es un gran momento de la vida!”, admite la jovial Embajadora de Estée Lauder en Argentina.
Si bien los planes de grabación son prioridad en su agenda, la hermana de Nazareno Casero (32) se las ingenia para estudiar francés, mirar series en su tiempo ocioso y ultimar detalles de su primer libro (“Ojalá algún día no te olvide para siempre”): una recopilación de poemas que “mezcla personas y sucesos. Cuenta cómo yo vivo las cosas y cómo el otro me hizo sentir”. Con 20 años recién cumplidos — que celebró con una gran fiesta temática mitológica romana — expone que le llevó tiempo aceptarse. “De chica me sentía muy diferente a los demás y, aunque todos somos distintos, para mí fue difícil aceptarlo. Me re costaba tener rulos. ¡Yo quería ser una niña Barbie! Y era un espanto porque sentía que había que ser así. Los niños son malos y en la primaria me sentí apartada muchas veces. Hasta que a los 15 aprendí a quererme, que coincidió cuando empecé a estudiar teatro”, analiza con perspectiva.
Madura y bien plantada, la ex “Simona” fantasea con futuros proyectos musicales. “Cada vez me siento más apta y segura para hacerlo. En algún momento lo sacaré para afuera y en el formato que sea”, sostiene y su angelada voz, que deja escapar entre toma y toma, así lo acredita.
Fotos Federico De Bártolo
(Producción: Sol Miranda) Asistente de Fotografia: Ernesto Pagés
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