Como ya es tradición, los holandeses pintaron sus calles, sus cabezas y sus cuerpos de naranja para celebrar el Día del Rey que, obviamente, coincide con el cumpleaños del monarca Guillermo Alejandro, que nació el 27 de abril de 1967. Este año, para celebrar sus 49, decidieron hacer un festejo más ágil y moderno. Aunque también más austero. Y en esta oportunidad la familia real de Holanda se trasladó a Zwolle, una localidad ubicada a 100 kilómetros de Amsterdam, donde vivieron una verdadera fiesta popular junto a 70 mil personas. Y, aunque el gran homenajeado fue el rey, quienes se llevaron todas las miradas y la simpatía popular fueron la reina Máxima y sus herederas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane. Mientras el pueblo recorría las calles luciendo algún toque en el color nacional holandés y aprovechaba a beber alcohol sin límites —es el único día en el año que se permite el libre consumo—, la familia real se sumaba a los festejos más divertidos de su agenda. Máxima volvió a cautivar a todos con su outfit rosa, en un conjunto de falda estampada (inspirada en los '50) y jersey en el mismo tono, de la firma Natan, que completó con zapatos y clutch en la misma tela de la pollera. Mientras las niñas eligieron ellas mismas cada una su look. Amalia llevó un vestido en encaje blanco que completó con campera de jeans; Alexia (que mostró su sonrisa con brackets y su rostro más redondeado) lució un vestido de Zara (que cuesta 25,95 euros) en negro y la pequeña Ariane volvió a un modelo de la firma infantil española Pili Carrera. Las tres lucieron chatitas en color plata. Como se trató del “día más frío del año”, las mujeres debieron completar sus atuendos con algunos abrigos y mantas. También para las princesitas fue su debut frente a la prensa; ya que por primera vez hicieron declaraciones públicas.
“Es un día de fiesta aunque aún no puedo juzgar todo porque no he visto demasiado. Pero estoy muy contenta de que tengamos sol”, expresó Amalia cuidando cada una de sus palabras. Mientras Alexia, quien en febrero sufrió un accidente esquiando por el que debió ser operada, fue también muy cauta en su primer reportaje. “Aquel accidente fue un golpe enorme pero ya está completamente superado”, dijo tranquila sin perder su sonrisa. Los holandeses no dudaron en destacar el gran desparpajo con el que las niñas se desenvolvieron frente a las cámaras y que, ellos aseguran, heredaron de su madre.