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Este miércoles 3 de julio, la Academia General Militar de Zaragoza vivió un día histórico con la ceremonia en la que la princesa Leonor, de 18 años, fue nombrada dama alférez cadete, marcando así el final de su formación en el Ejército de Tierra. La ceremonia se llevó a cabo siguiendo cada paso sin saltarse ninguno, pero no tardaron en surgir las emociones. Leonor, vestida con el uniforme tradicional, esperaba en el patio de armas, rodeada de sus compañeros.
El momento culminante llegó poco después de que los reyes y la infanta Sofía tomaran su lugar en la Tribuna Real. Felipe VI se dirigió al centro del patio mientras Leonor marchaba en solitario para situarse frente a su padre. Con una mezcla de nervios y orgullo, Felipe, más relajado, le entregó el diploma, colocó la estrella de las siete puntas en su uniforme y le puso la banda blanca. Este emotivo momento culminó con un abrazo entre padre e hija, una imagen que rápidamente se difundió por todo el mundo.
El mensaje oculto de la princesa Leonor
Desde Lecturas.com, contactaron a Vanessa Guerra, experta en lenguaje no verbal, para analizar los tres abrazos que marcaron este día tan especial para la princesa Leonor. Un momento íntimo y significativo que ya ocupa un lugar destacado en la vida de la heredera al trono, reflejando la verdadera relación con su padre Felipe, su madre Letizia y su hermana Sofía.
Felipe no pudo evitar abrazar con ternura a la princesa Leonor, demostrando su faceta paternal. Aunque el protocolo lo restringía, Vanessa Guerra resalta el carácter "paternalista" del abrazo. "La abraza por encima de los hombros y ella le responde rodeándolo por debajo", explica. Aunque breve y no muy intenso, el abrazo transmitió el gran orgullo del rey hacia su hija. "Ambos se sonríen y miran, mostrando un afecto profundo pero contenido por las circunstancias", afirma Vanessa. Las imágenes capturan la gran complicidad entre padre e hija.
El abrazo de Letizia, en cambio, fue más intenso y prolongado. "La Reina casi se lanza sobre su hija con un abrazo muy amoroso", señala Vanessa. Letizia la sostuvo con fuerza, mientras que Leonor, consciente del protocolo, mantuvo cierta distancia. "Leonor intenta no dejarse llevar por la emoción, mostrando una actitud más contenida en comparación con la naturalidad de su madre", comenta Vanessa. Después del abrazo, Letizia continuó mostrando cariño, tocando la cintura y el brazo de Leonor, en una clara muestra de afecto y orgullo.
El abrazo entre la princesa Leonor y la infanta Sofía fue diferente, menos emotivo y más breve, pero lleno de complicidad. "Sofía adoptó una posición más maternal al abrazarla por encima de los hombros, quizás debido a su mayor altura", destaca Vanessa. Las sonrisas y confidencias compartidas al oído revelaron una conexión profunda entre las hermanas, con un código afectivo más basado en la confidencia que en el contacto físico.
