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Letizia Ortiz ha vuelto a acaparar titulares tras un evento reciente en los Países Bajos. Durante una cena de gala organizada por los reyes Guillermo y Máxima, la reina de España rompió con el protocolo al permanecer sentada durante toda la recepción y al sentarse en la mesa antes que los demás.
Mientras Felipe VI entraba solo junto a los anfitriones, Letizia optaba por descansar. La razón detrás de esta decisión se debe a su salud: la reina sufre de neuroma de Morton, una dolorosa condición en el pie agravada por el uso excesivo de tacones altos.
La curiosa solución que encontró Letizia Ortiz para su enfermedad
Desde que conoció a Felipe, Letizia ha tenido un complejo con respecto a su estatura, dado que el rey mide casi dos metros mientras que ella no alcanza el 1,70. Para compensar esta diferencia, la reina ha usado tacones altos durante años, lo que ha contribuido a su condición actual. Ahora, sus hijas la superan en altura y, por prescripción médica.
El neuroma de Morton, que afecta generalmente el metatarso entre el tercer y cuarto dedo del pie, no es la única afección que padece Letizia, ya que también sufre de metatarsalgia crónica. Quienes padecen estas condiciones describen la sensación como si tuvieran un objeto incómodo dentro del zapato, acompañado de un dolor agudo y entumecimiento en los dedos. A pesar de estos síntomas, no hay signos visibles desde el exterior.
Debido a la incapacidad de soportar el malestar, Letizia Ortiz ha optado por un tratamiento conservador, evitando el uso de tacones altos y descansando el pie tanto como sea posible. Aunque el neuroma de Morton no tiene cura mediante procedimientos quirúrgicos, es esencial controlarlo para evitar su progresión. La fisioterapia, junto con el uso de dispositivos ortopédicos y almohadillas protectoras, forma parte del tratamiento. En casos de dolor intenso, se pueden realizar inyecciones con corticosteroides y anestésicos, aunque sus beneficios suelen ser temporales.
AM
