En el marco de las revelaciones sobre la posible infidelidad de Letizia Ortiz hacia Felipe VI con Jaime del Burgo, se ha puesto de manifiesto que el rey nunca estuvo enamorado de su esposa y que su matrimonio fue más bien un negocio.
Según fuentes no oficiales, el monarca tenía acceso a una casa en Barcelona, propiedad de su hermana la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, donde podía reunirse con sus amantes.
La casa en cuestión se encuentra en la zona alta de Barcelona, en el palacete de Pedralbes. Iñaki y Cristina, que eran muy cercanos al príncipe, le dejaban las llaves a Felipe VI para que pudiera utilizar la residencia cuando lo necesitaba. El rey visitaba Barcelona con frecuencia, siempre que no tenía compromisos oficiales. El recinto era un lugar perfecto para disimular sus encuentros amorosos.
Además, Iñaki Urdangarin también tenía amigos y amigas en Barcelona con los que Felipe VI se reunía. A menudo, celebraban fiestas en lujosos yates en el puerto de Barcelona. Todo esto sucedía bajo la supervisión del exesposo de la Infanta Cristina, quien sabía todo lo que ocurría y se aseguró de que el rey mantuviera su secreto.
AM