Carolina de Mónaco es reconocida como una de las mujeres más fascinantes de la realeza europea, admirada por su estilo natural y su independencia de carácter. Pero lejos de la imagen glamorosa, su vida ha estado atravesada por episodios dolorosos que todavía despiertan intriga.
Los dramas y tragedias de Carolina de Mónaco, "la princesa rebelde"
Uno de los mayores enigmas gira en torno a su matrimonio con Ernesto de Hannover. Aunque llevan más de una década viviendo separados, nunca firmaron el divorcio. La unión se selló en 1999 y tuvieron una hija en común, Alexandra. Sin embargo, según se especula en los círculos aristocráticos, mantener el vínculo legal responde a razones vinculadas al patrimonio de la poderosa familia Hannover, envuelta en disputas internas por la herencia.

La princesa también conoció de cerca la tragedia. A los 25 años perdió a su madre, Grace Kelly, en un accidente automovilístico que conmocionó al mundo y despertó muchas preguntas. Años más tarde volvió a enfrentarse al dolor con la muerte de su esposo, Stefano Casiraghi, quien falleció en un accidente náutico cuando sus tres hijos en común eran todavía pequeños. Ese golpe marcó un antes y un después en su vida, y Carolina se refugió en la Provenza para criar a sus hijos lejos del foco público.
Antes de encontrar cierta estabilidad con Casiraghi, había protagonizado una historia sentimental muy comentada con Philippe Junot, un empresario 17 años mayor. Su matrimonio, celebrado en 1978, terminó en divorcio dos años más tarde, tras un período intenso de fiestas y vida nocturna que escandalizó a Mónaco. La negativa del Vaticano a concederle la nulidad eclesiástica agregó más polémica a su historia.
En paralelo a estos episodios, Carolina siempre se distinguió por su magnetismo y por su relación con la moda. Amiga cercana de Karl Lagerfeld, convirtió a Chanel en su sello personal y en los Bailes de la Rosa de Montecarlo fue la protagonista de algunos de los looks más recordados de la realeza.
Con el paso de los años, Carolina de Mónaco, emblemática como es y siendo llamada “Princesa Rebelde” se mantuvo como símbolo de elegancia y resiliencia. Su historia, sin embargo, continúa rodeada de interrogantes: romances fallidos, pérdidas familiares y un matrimonio inconcluso que la siguen colocando en el centro de las miradas, tanto como su innato encanto.
F.A

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