miércoles 29 de octubre del 2025
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Las joyas más valiosas de la corona británica: historia y curiosidades

Más que símbolos de poder, estas piezas son testigos de siglos de historia y tradición que todavía brillan con fuerza en el presente.

Familia real británica
Familia real británica | Instagram

Brillan bajo las luces de la historia, pesan toneladas de simbolismo y acompañan cada cambio de era: las joyas de la corona británica, además de ser un tesoro material, representan a un emblema del poder y la continuidad de la monarquía más observada del mundo.

Joyas de la monarquía británica
Joyas de la monarquía británica

La historia de las joyas más valiosas de la monarquía británica

Entre coronas, espadas, cetros y orbes, el conjunto conocido como las Joyas de la Corona guarda siglos de ceremonias y secretos. La más célebre es la corona de San Eduardo, la pieza que marca la coronación de cada nuevo soberano. Fabricada en oro macizo y engarzada con 444 piedras preciosas, pesa casi dos kilos y se estima que solo su estructura vale más de 100 mil dólares. Sin embargo, su verdadero valor es incalculable: representa el inicio del reinado y la unión del monarca con el pueblo. Isabel II, en una entrevista, llegó a admitir que “no puede inclinarse la cabeza mientras se usa, o se rompería el cuello”.

Joyas de la monarquía británica
Joyas de la monarquía británica

Otra joya icónica es la Corona del Estado Imperial, utilizada tradicionalmente en la apertura del Parlamento. Realizada en 1937 y adaptada a la cabeza de Isabel II en 1953, contiene más de tres mil gemas, entre ellas el diamante Cullinan II, el zafiro de San Eduardo, el rubí del Príncipe Negro y el zafiro Stuart. Su brillo y complejidad la convirtieron en una de las piezas más fotografiadas del mundo.

La historia de la monarquía británica también se cuenta a través de sus armas ceremoniales. La Espada Enjoyada de Ofrecimiento, encargada por el rey Jorge IV, y la Espada del Estado, portada por el Lord Gran Chambelán durante los actos oficiales, son dos ejemplos de la magnificencia que acompaña a cada coronación. A ellas se suman las Armillae, brazaletes de oro que simbolizan sinceridad y sabiduría, creadas para la coronación de Isabel II con el apoyo de los países de la Mancomunidad.

Joyas de la monarquía británica
Isabel II

Sin embargo, la joya más impresionante es el diamante Cullinan I, de 530 quilates, el más grande del mundo entre los tallados en blanco. Forma parte del Cetro Soberano con Cruz, pieza realizada en 1910 para el rey Jorge V. Su valor estimado ronda los 525 millones de dólares, y su historia —desde su hallazgo en Sudáfrica hasta su incorporación a la Corona— es una de las más fascinantes del tesoro real.

El conjunto se completa con el Orbe del Soberano, esa esfera dorada con cruz y gemas que simboliza el poder divino conferido al monarca. Mandado a fabricar en 1661, el orbe recuerda que, aunque el poder cambie de manos, la esencia de la monarquía británica sigue brillando con el mismo resplandor desde hace más de tres siglos.

 

F.A

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