Según reveló una comunicadora especializada en la realeza europea, la reina Isabel II no veía con buenos ojos a Kate Middleton en los comienzos de su vínculo con el príncipe William. La monarca, acostumbrada a los protocolos estrictos y a los antecedentes aristocráticos de las parejas reales, desconfiaba de que la joven tuviera la preparación necesaria para afrontar el papel que implicaba un futuro dentro de la familia Windsor.

Las razones por las que Isabel II no aceptaba a Kate Middleton en la corona
Una de las razones que más incomodaban a Isabel II era que Kate, en los primeros años de su relación con William, no contaba con una profesión estable ni con experiencia laboral destacada. Había trabajado brevemente en la empresa de sus padres, pero su perfil era considerado demasiado informal para los estándares de la institución.
El romance entre ambos comenzó en 2001, cuando coincidieron como estudiantes en la Universidad de St. Andrews, en Escocia. Compartieron amistades, residencias y actividades universitarias hasta que la relación se consolidó. Sin embargo, cuando su vínculo trascendió públicamente, los tabloides británicos comenzaron a seguir de cerca cada movimiento de la pareja, generando una atención mediática que preocupaba al Palacio de Buckingham.
El momento más polémico ocurrió en 2006, durante la graduación militar de William en la Academia de Sandhurst. Kate asistió como invitada y fue captada por las cámaras mientras conversaba con varias personas. Expertos en lectura de labios interpretaron que la joven habría comentado que el príncipe se veía “muy sexy” con el uniforme. La frase, replicada por la prensa internacional, fue considerada inapropiada por la reina, que valoraba la discreción por encima de cualquier gesto espontáneo.
A pesar de las reservas iniciales, el tiempo demostró que la relación de la pareja era sólida. Tras casi una década de noviazgo y una breve separación en 2007, William y Kate se comprometieron en 2010 durante un viaje a Kenia. Su boda, celebrada el 29 de abril de 2011 en la Abadía de Westminster, se convirtió en uno de los eventos más vistos de la historia.
Hoy, Kate Middleton, convertida en princesa de Gales, es una figura muy querida en la monarquía moderna. Su serenidad, compromiso y capacidad para equilibrar tradición y cercanía con el público la han transformado en una de las representantes más valoradas y seguidas de la corona británica en los últimos tiempos.
F.A

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