La reina Isabel II se quedó viuda y desde entonces las especulaciones rondan en cómo se encuentra ella tras tener que haber despedido a Felipe de Edimburgo, su compañero durante 73 años. La monarca consideraba al duque de Edimburgo “su roca”, por lo que su muerte ha dejado “un enorme vacío” en su vida, explicó su hijo el príncipe Andrés al asistir a una misa en Windsor junto a su hermano y su cuñada, Eduardo y Sofía de Wessex, y su sobrina, lady Louise.
“Como podríais esperar, la reina es una persona increíblemente estoica. Ha descrito su muerte [de Felipe de Edimburgo] como un milagro y diría que está meditando sobre ello. Dice que su perdida deja un gran vacío en su vida, pero nuestra familia, aquellos que estamos más cerca de ella, nos hemos unido para asegurarnos de que tiene nuestro apoyo”, detalló el duque de York al reaparecer en público desde que en 2019 quedó apartado de sus funciones por su polémica relación con Jeffrey Epstein.
Según el comunicado que Isabel extendió una vez conocida la triste noticia, su esposo murió “en paz”, y eso la tranquiliza. “Fue como si simplemente alguien le hubiera cogido de la mano y él se hubiera marchado”, asegura el diario The Times según dijo la condesa de Wessex.
Sofía de Wessex dijo que Isabel es “asombrosa” y que está “pensando antes en los demás que en ella misma”. A solo unos días de cumplir 95 años, la monarca está “aguantando”, añadió el príncipe Eduardo, ya que aunque el duque de Edimburgo estaba a punto de cumplir 100 años, su muerte ha sido “un shock” para su familia. “Por mucho que uno se prepare para esto, sigue siendo un shock terrible y aún estamos haciéndonos a la idea de lo ocurrido. Es muy triste”, sostuvo.
“Hemos perdido al abuelo de la nación. Y lo lamento especialmente por mi madre, que probablemente lo está sintiendo más que nadie”, recoge The Times que dijo también el príncipe Andrés.
Cabe destacar que Isabel II no acompañó a sus hijos a la iglesia y prefirió quedarse en el castillo de Windsor, donde asistió a la misa de domingo y rezó en privado. La reina y la familia real guardarán luto durante dos semanas y asistirán al funeral del duque de Edimburgo el próximo sábado. Será despedido con una misa en la Capilla de San Jorge del castillo de Windsor y será enterrado en la cripta real de dicho lugar.