El 26 de julio de 1981, el príncipe Felipe de Edimburgo respiraba profundo, satisfecho por haber logrado que su hijo, Carlos, contrajera matrimonio con Diana Spencer. Lo había presionado durante mucho tiempo para que deje su vida aventurera y se encamine para sus futuros deberes monárquicos.
Felipe consideró a Lady Diana Spencer, como la esposa ideal para su hijo. La joven de tan sólo 20 años reunía los requisitos que exigían para la continuidad de la tradición Royal.
Sin embargo, tras 11 años de matrimonio Carlos y Diana ponen fin a un tormento para ella que se inició desde el día uno que compartió con Carlos. La sombra permanente de Camilla Parker Bowles, terminó de aniquilar el matrimonio que ya tenía a sus dos herederos: WIlliam y Harry.
El divorcio de Diana también repercutió en la relación con los demás miembros de la corona, especialmente con Isabel y Felipe. Isabel siempre fue cómplice de los engaños de su hijo y hasta le ha prestado el palacio para que, un día antes del matrimonio con Diana, pueda despedirse en la intimidad con su amante. Después, estos encuentros clandestinos continuaron y lejos de hacer la vista gorda, Isabel, los consentía.
Por su parte, Felipe, tenía una gran relación con Diana pero una amiga de Lady Di dijo que al momento del divorcio, Spencer recibía de su suegro innumerables cartas en las que descargaba toda su ira por la ruptura del matrimonio y que Diana enfurecía aún más al leerlas.
Pero otra fuente cercana al príncipe fallecido hoy, asegura lo contrario: Felipe siempre la quiso a Diana, incluso aseguran que más que a su propio hijo con quien tenía una pésima relación, aunque lamentaba profundamente el divorcio, y al mismo tiempo entendía que la presencia de Camilla ya era insoportable. Esta misma fuente es la que asegura que Diana le enviaba a su suegro, las cartas manuscritas en las que se refería a él como "Querido papá".
Fue él quien aseguran entendía el sufrimiento de Diana. No sólo por los engaños con Camille sino por la dificultad enorme de ingresar a esa monarquía, lo mismo que le sucedió a Felipe cuando emigró de Grecia para incorporarse a la corona británica.
Según las cartas, Diana agradecía siempre a su suegro la predisposición con ella y entendía la culpa que éste sentía por haber presionado para que se case con su dislocado hijo Carlos. Una de las cartas escritas por Felipe relata: "Es estúpido que un hombre como Carlos arriesgue todo por Camilla" y en ese mismo espacio agregaba: "Nunca imaginé que podría dejarte por ella, nunca se me pasó por la cabeza"
Allegados al marido de Isabel, aseguran que fiel a su humor ácido, se refería a Camille con términos peyorativos por su aspecto físico el que no dejaba de comparar con Diana a quien veía como una espléndida y carismática persona.