Quizás hasta ni ellos mismos se deben dar cuenta, pero lo concreto es que la relación crece y crece a pasos agigantados. Ya no importan los tiempos ni las fechas, con tan sólo verlos juntos se deduce el nivel de compromiso y confiabilidad que fue adquiriendo uno de los romances más en boga del 2017: el de Juan Martín del Potro (28) con Jimena Barón (30).
Como dos piezas de encastre que encajan a la perfección, resulta llamativo observar como cada uno se adaptó a la vida del otro con tanta naturalidad y aceptación. Y sobre todo sorprende la complicidad que se gestó entre el tenista y el hijo de la actriz, Morrison (3), quien ya se pasea junto al nuevo compañero de su madre sin necesitar que ella esté presente.
Después de su temprana eliminación en Wimbledon, un torneo casi siempre esquivo para las raquitas argentinas, “Delpo” comenzó a prepararse para su próximo gran objetivo del año, el Abierto de los Estados Unidos. Llegar en forma a Nueva York para fines de agosto es su prioridad, y por eso se entrena a conciencia en el Tenis Club Argentino, club que cuenta con canchas sintéticas similares a las de Flushing.
Y como nunca está de más tener un asistente confiable, el tandilense llevó el jueves pasado a Morrison como compañero de training. Sin Jimena pero con su niñera, el hijo de la cantante y de Daniel Osvaldo (31) siguió de cerca con entusiasmo el entrenamiento físico del deportista, quien ese día sólo se abocó a la parte física. Mientras Juan Martín cumplía con su rutina de ejercicios el nene jugaba, y cuando hacía una pausa o elongaba, ambos conversaban y se hacían gestos cómplices.
Inlcuso, en un instante, se le tiró encima de la colchoneta junto al masajista. Fueron momentos de tierno impacto visual, la mejor demostración de la onda o el vínculo que pegaron. Y para hacerlo sentir tan importante como él, Del Potro le ordenó al preparador físico que lo haga elongar a Morrison cual tenista profesional.
El viernes por la noche fue el turno de la pareja, que aprovechó estar en Buenos Aires para cenar con amigos, en este caso los intregrantes de la banda musical de Jimena, en el nuevo restó Negroni, de La Recova. Fue una comida con doble propósito: por un lado, terminar de festejar el Día del Amigo, y fundamentalmente, celebrar el lanzamiento de “La Tonta”, el primer terma musical de Jimena como solista. Se trata de la antesala de su primer disco, que llevará el mismo nombre y cuyo show de presentaciín será el 8 de noviembre en La Trastienda. El reducido grupo se ubicó en un sector exclusivo llamado Club Negroni y fueron recibidos por el PR Leo Mateu.
Fue un festival de tragos, sushi y especialidades de la casa que se desarrolló bajo una atmósfera intimista, pero divertida y de mucha camaradería. Esa imagen transmitieron cuando se retiraron del restó, con Juan Martín abrazando con su brazo derecho a su novia y con el izquierdo a la corista de la banda, entre carcajadas y humoradas con los fotógrafos, camarógrafos y periodistas. Una demostración cabal que en tan poco tiempo, apenas unos ocho meses, es mucho lo que se puede construir.
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