En una conversación íntima con Héctor Maugeri para +CARAS, Rocío Pardo habló del desafío emocionante que implica dirigir a Nicolás Cabré y a Mariano Martínez en su nuevo proyecto teatral. Para la actriz, este reencuentro tiene un valor especial, ya que pasaron 23 años desde la última vez que la dupla compartió escenario. “Lo último que hicieron juntos fue Son Amores. Imaginate, tenían 20 años”, recordó con nostalgia y orgullo. Ese retorno, tan esperado por el público, se convirtió en uno de los anuncios más comentados de la temporada.
Cuando Rocío leyó Ni media palabra, supo de inmediato que la obra estaba hecha para ellos. “La leía y decía: ‘Son ustedes’”, admitió, segura de que ningún otro actor encajaría tan naturalmente en esos personajes. Para ella, la química entre Cabré y Martínez sigue intacta y tiene un brillo que trasciende el paso del tiempo. “Hay algo de esa dupla que la gente ansiaba ver”, explicó, anticipando que la puesta incluirá miles de guiños para quienes siguieron su historia desde aquellos años.
Rocío Pardo y el desafío de dirigir a Cabré y Martínez
Rocío vive el proceso de dirección con una combinación de ternura, humor y profesionalismo. Cada ensayo revela la personalidad de ambos actores y sus modos tan distintos de trabajar. “Mariano llegó con la letra muy aprendida”, dijo, destacando la rigurosidad de Martínez. “Y Nico… bueno, ahí la iban metiendo”, agregó entre risas, admitiendo que más de una vez tuvo que decirle: “‘Estudiate la letra, mi amor’”.
Aunque ella encabeza la dirección, el proyecto se construye en equipo y con un intercambio permanente de ideas. “La estamos dirigiendo juntos”, contó, orgullosa del rol activo de Cabré. El actor fue tomando cada vez más responsabilidad en el paso a paso del montaje, aportando su experiencia y precisión. Para Rocío, esa dinámica compartida fortalece la obra y potencia el trabajo de todo el elenco.
Rocío Pardo y su mirada exigente como directora
Con sinceridad, Rocío reconoce que su estándar como directora es alto y que nunca se permite trabajar por debajo de lo que espera de una obra teatral. “Soy exigente, y también soy muy exigente con lo que me gusta ir a ver como espectadora”, admitió en +CARAS. Esa doble perspectiva la guía al momento de tomar decisiones y ajustar los detalles que hacen a la calidad final. Su objetivo es claro: ofrecer un espectáculo a la altura de lo que ella misma pagaría una entrada para disfrutar.
Para Rocío, dirigir este proyecto no solo es un desafío profesional, sino también una celebración afectiva. Reunir a Cabré y Martínez en el escenario después de más de dos décadas es, para ella, un privilegio y una responsabilidad. La actriz-directora siente que está acompañando un momento artístico que el público esperaba desde hace mucho tiempo. Y lo hace con la seguridad de que esta dupla, tan querida, volverá a conquistar a todos con una fuerza renovada.
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