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Javier Milei, candidato a presidente por La Libertad Avanza en Argentina, compartió que mantiene conversaciones con su querido perro, Conan, a través de una médium. Esta peculiar conexión fue expuesta por Juan Luis González, autor de "El loco", un libro que arroja luz sobre la vida y las creencias del carismático economista.
La relación entre los seres humanos y sus mascotas es una de las más puras y leales que existen. Y cuando un compañero peludo se despide de este mundo, su recuerdo y su influencia pueden seguir siendo fuertes. En el caso de Javier Milei, la conexión con su perro Mastín Inglés, Conan, ha trascendido los límites convencionales.
Cómo hace Javier Milei para hablar con Conan
La revelación llegó a través de Juan Luis González, quien detalló en su libro "El loco" cómo Milei mantiene comunicación con Conan a través de una médium. Esta conexión, que podría parecer inverosímil para algunos, revela una faceta más íntima y espiritual del candidato que busca liderar el país.
La labor de una médium en este contexto involucra la apertura de canales de comunicación con los seres queridos que ya no están en este plano terrenal. Si bien el concepto puede resultar desconcertante para algunos, es un fenómeno que ha sido explorado por muchas personas en busca de consuelo y conexión con aquellos que han partido.
La médium actúa como un intermediario entre el mundo físico y el espiritual, canalizando energías y mensajes para que puedan ser transmitidos. En el caso de los perros fallecidos, la médium podría sintonizarse con la energía del animal y facilitar una conversación con su dueño, como una suerte de puente entre dos dimensiones.
En un mundo donde lo inexplicable muchas veces se entrelaza con la realidad cotidiana, la historia de Javier Milei y su conexión con Conan nos recuerda que el amor y los lazos emocionales pueden trascender incluso las barreras de la vida y la muerte. En un gesto que revela una profunda conexión con su pasado y un profundo respeto por el amor incondicional de su mascota, Milei nos invita a considerar la posibilidad de que, quizás, el vínculo entre los seres vivos y sus compañeros peludos es más fuerte de lo que podemos imaginar.
