Poco después del anuncio de que su padre lanzaba nuevamente su canditatura, Ivanka Trump publicaba la siguiente declaración: “Quiero mucho a mi padre. En esta ocasión, elijo priorizar a mis hijos y la vida privada que estamos creando como familia. No está en mis planes implicarme en política. Siempre querré y apoyaré a mi padre, pero de ahora en adelante lo haré fuera del escenario político”.
Se trata de la primera ocasión en la que puso un límite a la relación con Donald Trump, algo que no hizo cuando su vida sexual fue divulgada mientras ella estaba en el colegio, ni cuando fue su empleada durante años, primero en la Trump Organization, y más adelante en la Casa Blanca. Su trabajo y su vida se entremezclaban con los de él de manera imprecisa, pero ahora es diferente. ¿Por qué renunciar a todo lo que poseen?
Ivanka tenía su propia firma de moda, además de un puesto de trabajo en la empresa de su padre y en The Apprentice, su reality show. Kushner, se empleaba a fondo en la inmobiliaria de su familia. Sacrificaron su lugar cuando Trump había ganado las elecciones. En el proceso, la mayoría de sus conocidos no sólo se distanciaron de ellos, sino que públicamente manifestaron su desdén. Ivanka tuvo que cerrar su línea de ropa por motivos éticos y Kushner traspasó sus inversiones a un fideicomiso en manos de su hermano y de su madre. Los dos acabaron teniendo que testificar qué sabían sobre las imputaciones hacia Trump ante unos comités del congreso.
Por lo que a principios de diciembre del 2020, surgió la noticia de que los Kushner estaban observando un terreno valorado en 32 millones de euros situado en Indian Creek Island, la isla de alta seguridad, propiedad de Julio Iglesias. En aquel entonces, Donald Trump seguía negándose a aceptar los resultados de las elecciones contra Biden y orquestaba un plan para quedarse en la Casa Blanca. Los Trump-Kushner tenían claro que los iban a echar de DC y eran conscientes de que no retomarían su antigua vida neoyorquina.