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Dicen que los perros son los mejores amigos del hombre y no queda dudas de que Chocolino es de suma importancia en la vida de Miriam Lanzoni, con quien además de compartir una amistad intrañable, ahora también practican yoga.
El doga, es una disciplina furor a nivel mundial que combina el yoga con técnicas de relajación para mascotas y que sirve para generar confianza entre el animal y su dueño, afianzando el vínculo entre ellos. El término proviene de la unión entre la palabra yoga y el inglés “dog” (perro), siendo una práctica que se inició en los Estados Unidos gracias a una profesora de yoga que descubrió que su perro disfrutaba de sus rutinas. Rápidamente fue ganando adeptos que asisten a parques y gimnasios para ejercitarse juntos con esta innovadora y peculiar actividad.
Miriam, aprovechó su cuenta personal de Instagram para subir una fotografía en la que se la ve practicando la técnica mileneria en el fondo de su casa en Villa Carlos Paz junto a su caniche. Bajo el hashtag “petyoga” se unió a los miles de mascoteros internacionales que suben día a día sus ejercicios en companía de sus animales.
No es novedad que la rubia tiene una debilidad por Chocolino, en su separación con Alejandro Fantino, tras 10 años de matrimonio, uno de los puntos de conflicto fue llegar a un acuerdo para ver quien se quedaba con la tenencia del perrito, que era de Lanzoni pero que se ganó el corazón del conductor de Animales Sueltos. Con su ex pareja, además eran “papás” de William,Ramsés y Gandalf, otros canes que se quedaron con Fantino.
Un capítulo aparte es el gran vínculo que generó Miriam Lanzoni con Lolita, una lora que ganó popularidad al haber visitado el piso de ShowMatch cuando la actriz participaba del certamen y que también quedó bajo la custodia de Alejandro, quien en una oportunidad fue atacado por su "pico filoso" pero que no fue motivo para que se acabara el amor animal que los unía.
