El rey Jaime I de Inglaterra fue una de las figuras más destacadas del siglo XVI, ya que no solo era monarca de la corona británica, sino que también le correspondía el título de rey de Escocia como Jaime XV. Asimismo, contrajo matrimonio con la princesa Ana de Dinamarca para cuidar su sangre real, pero tuvo incontables amantes hombres y el más reconocido fue George Villiers, quien hizo carrera para llegar a duque tras establecer contacto con el rey.
Así fue el romance que el rey Jaime I tuvo con George Villiers, duque de Buckingham
En la actualidad son muchas las monarquías que protagonizan escándalos por infidelidades entre los miembros con personas que no forman parte de la realeza, pero no se trata de una acción de la modernidad, ya que casi todas las generaciones de las coronas atravesaron conflictos como éste.
Uno de los casos que más se remontan en la historia es con Jaime I de Inglaterra y Escocia XVI, quien tuvo muchas relaciones con distintos hombres que integraban su corte a lo largo de la historia hasta conocer a George. Villiers fue criado por su madre tras la muerte de su padre cuando él tenía 14 años, donde tuvo que ponerse la familia al hombro y encontrar la manera de no caer en la pobreza.
Por este motivo, su madre lo llevó a la corte francesa para especializarse en el idioma francés, el cual era considerado muy sofisticado en aquella época y para aprender del deporte esgrima. Una vez que completó sus estudios en Francia, regresó a Inglaterra para formar parte de la corte donde conoció al rey.
Según la revista Vanity Fair fue en 1614 que Villiers llamó la atención de Jaime I, luego de haber sido calificado como el hombre más guapo de la época, durante una cacería real. Desde entonces, los dos se involucraron en un romance a escondidas y poco a poco, George, fue subiendo de rango en la corte desplazando a los integrantes más veteranos hasta ser duque de Buckingham, uno de los títulos más altos en la monarquía para quien no tiene sangre real.
Ambos estuvieron juntos hasta la muerte del rey Jaime I en 1625. Muchos años después, los historiadores descubrieron que se comunicaban mediante cartas con mensajes ocultos, donde el monarca se refería a George Villiers como "Mi dulce hija y esposa" para pasar desapercibidos ante los ojos del pueblo.