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Como cada 27 de abril las calles de toda Holanda se vistieron de fiesta para celebrar el cumpleaños de su rey. Guillermo Alejandro de Orange Nassau cumplió 55 y toda su familia se unió al festejo que en esta oportunidad le organizaron en la localidad de Maastricht. Luego de dos años sin públicas celebraciones por la pandemia, finalmente Máxima (50) –quien también cumple el próximo 17 de mayo– junto a sus hijas Amalia (18), Alexia (16) –que consiguió un permiso especial en el UWC College de Gales, donde estudia, para viajar y sumarse a la celebración– y Ariadna (15) pudieron dar rienda suelta a todo su espíritu festivo y popular.
Precisamente el “Koningsdag” o “Día del Rey” que se comenzó a celebrar el 31 de agosto de 1885 (justamente día del cumpleaños de la por entonces reina Guillermina; aunque en 1948, con el ascenso al trono de su hija Juliana, se pasó al 30 de abril y actualmente se celebra el día del cumpleaños de Guillermo), se llevó a cabo en la ciudad universitaria ubicada en el sur de los Países Bajos, famosa por su arquitectura medieval, donde nuevamente se volvió a ver reunidos a los padres con sus tres hijas. Y, aunque el homenajeado era el monarca, las tres mujeres se llevaron todas las miradas con sus outfits.
Máxima por segunda vez lució un vestido de seda rosa chicle de Natan Couture –que estrenó en 2017–, con un abrigo-capa en tono crudo, de Valentino, pamela de Fabienne Delvigne, stiletos, cartera y guantes de gamuza en el mismo tono, de Gianvito Rossi. Y completó su look con pendientes con diamantes y kunzita (una variedad de gema de color rosa o lila) en forma de lágrima, de Stelman, que tiene en su joyero personal desde 2015, más una increíble pulsera de cuarzos rosas que originalmente fue u esposo, en 1937.
Mientras Amalia renovó su imagen con una melena con mayor volumen y un make up más marcado y se destacó con un conjunto de chaqueta en lino color crema con rayas verticales en diferentes tonos de marrón, que acompañó con un top satinado tipo lencería, todo de Max Mara. Y completó su outfit con zapatos nude y un llamativo bolso verde de Jacquemus; Alexia llevó un traje de pantalón ancho y chaqueta de lino, de Tara Jarmon, en un estridente tono verde que combinó con un bolso rosa chicle que le pidió prestado a su madre, más zapatos en tono crudo de tacón ancho de Zara. Y Ariadna, que ya demostró que quiere dejar atrás a la niña, optó por un vestido mini entallado, en azul marino, by Sandro París, que acompañó con zapatos sin talón de taco bajo y ancho y un bolso amarillo de la firma de Sofía de Habsburgo.
Según todos comentaron, la heredera al trono y sus hermanas dejaron bien en claro que si algo heredaron de su madre, es su pasión por el mundo fashion, ya que cada una en su personal estilo supo brillar con la elección que realizó para lucir ese especial día. Mientras otros aseguraron que la decisión de Máxima de repetir un vestido que ya tiene cinco años en su guardarropas fue para dejarle todo el protagonismo a sus tres hijas en un evento que es considerado uno de los más importantes que la Familia Real Holandesa debe cumplir en el año.
Y, como para aumentar su popularidad (que según las estadísticas bajó del 75% previo al coronavirus a un 47%, aunque la mayoría de los holandeses siguen apoyando a la monarquía), los cinco se mostraron más que nunca junto a sus súbditos y no dudaron en sumarse a los bailes y cantos que en las calles se improvisaban. Como ya es costumbres, las mujeres fueron recibidas con enormes ramos de flores en su llegada al Sint Servaasbrug, un puente de piedra que cruza el río Mosa, y con el saludo de los más pequeños vestidos de naranja, el color de la Casa Real, como lo mostró el sitio guacamouly.com.
Allí se cumplieron todas las tradiciones, entre bailes y hasta la interpretación del clásico mexicano “Cielito Lindo”, en un español improvisado en honor a Máxima con el que la sorprendieron en la plaza Onze Lieve Vrouweplein, situada en el centro histórico. Su sangre latina ganó la pulseada y no pudo resistirse y, ante la mirada atenta y la risa de sus hijas y de su marido, comenzó a cantar a viva voz.
En otro punto de su recorrida, la Reina quedó fascinada ante la interpretación que en homenaje a su marido realizó el violinista André Rieu. También hubo tiempo para deleitarse con algunos de los típicos platos de la gastronomía holandesa que también se ofrecían en los puestos callejeros. Máxima y Guillermo se animaron a probar Stamppot (un estofado de chucrut, col y carne), Erwtensoep (una sopa que es acompañada con salchichas), Bitterballen (albondiguitas de carne con salsa de mostaza), Rijsttafel (arroz con carne y verduras que heredaron de Indonesia), Stroopwaffels (galleta de waffles rellena con caramelo), Broodje Gezond (bocadillo de lechuga, tomate, queso y pepino con salsa de yogurt), Boerenomelet (tortilla de huevos con verduras), Huspot (puré de papas con zanahorias y cebolla, salchicha y tocino), Hachee (carne con cebolla, col y vinagre), los mejores quesos, Paunenkoeken (crépes dulces o salados), Haring (arenque crudo con cebolla), Frikanderl special (salchicha gigante fritas con pan, curry y cebolla), Kaasoufflé (queso empanado frito), entre otros.
Además de pasar por las mesas dulces con Troopwafels (galletas rellenas de caramelo), Speculaas (galletas con especias), Sppelflappen (hojaldre relleno con manzana), Koffiebroodjes (bollos de crema pastelera y pasas), Amandelkoek (galletas de almendras), Vlaai (pastel de frutas) , Tompouce (pastelito de pastelera y glaseado naranja en honor al Rey). Todas las exquisiteces fueron acompañadas con la típica cerveza de Holanda y el añejo Kruidenbitter, que es un licor amargo de hierbas que para esta celebración se hace de naranja por Guillermo y se llama Oranjebitter.
Lejos de los cuidados por la pandemia, hubo abrazos, selfies y fuertes apretones de manos. Y una vez más, Máxima debió luchar contra el viento que se empecinó en volar su pamela ante la risa de Guillermo y la ayuda de Amalia que gracias a su rápida reacción logró sostenerla. En una de las tantas paradas que hicieron en los diferentes puestos de productos locales que tradicionalmente se arman en las calles, Alexia se animó al desafío de amasar unos típicos bollitos de pan. En otro punto del recorrido, bautizado como “vida europea”, toda la familia ayudó a completar los mosaicos finales de la puerta a Europa y celebraron el trigésimo aniversario del tratado de Maastrich acuñando las dos primeras medallas conmemorativas.
Unas cuadras después, al llegar al Graanmarkt, un mercado de la ciudad, fueron sorprendidos por un grupo de bailarines que danzaban con la música de los DJ Lucas y Steve. Y entonces fue Máxima quien sin dudarlo un instante se unió al baile seguida por el Rey y sus hijas. “¡Si mi gente baila yo danzo con ellos!”, exclamó al ritmo de la música. Como para cerrar la jornada de diversión y fiesta, los Orange-Nassau presidieron la gran fiesta que se realizó en la plaza Vrijthof, donde interpretaron el himno y Guillermo pronunció un discurso.
“¡Lo que nos han mostrado: un Masstricht de puentes. Puentes entre el pasado y el futuro; entre residentes y recién llegados! Entre Europa y los Países Bajos…Me emocionó…”, dijo agradeciendo el público festejo que terminó con la mítica banda musical de Rowwen Héze. Máxima se mostró orgullosa de ver a toda su familia reunida una vez más para una celebración tan especial como emotiva ya que los dos años anteriores no lo pudieron hacer públicamente por las restricciones que impuso el Covid.
“¡Estoy muy feliz de ver a mis grandes tesoros todos juntos! El Rey y mis hijas son el pilar fundamental en mi vida. Ellos son mi fuerza y mi impulso para seguir adelante. Por eso hoy es un día inmensamente importante para nosotros y lo compartimos con todos los habitantes de los Países Bajos…”, repitió la monarca con su enorme y siempre ganadora sonrisa.
