Amor enfermo. Ese fue el crudo diagnóstico con el que bautizó su propia historia de amor. La agresión, el engaño, la traición y el descontrol fue el cóctel perfecto que llevó a Bárbara Pucheta, la hija de Nazarena Vélez a denunciar a Federico Bal, hijo de Carmen Barbieri, ante la justicia, luego del escándalo ocurrido el viernes 30 de abril en el departamento de Bal.
“Aún no puedo creer nada de lo que me pasó, no me entra en la cabeza. Estábamos en una relación enferma, yo sentía que Fede era el hombre de mi vida y que realmente iba a formar una familia con él, eso es lo que más me decepciona. Viví una pesadilla, cosas horribles y admito mi culpa porque yo lo permití y me enfermé. Me tendría que haber ido el año pasado de esa relación y sin embargo seguí, oculté y apañé muchas cosas. Todo esto empezó el año pasado. Con celos enfermizos, inseguridades de ambos lados, nos revisábamos los celulares y llegó al punto de la locura, nada tenía lógica. Yo ‘normalizaba’ todo eso, pensaba que tenía que ser así. Sentía que para que existiese violencia de género tenían que pegarte una piña o una cachetada. A él le molestaba que saliera con mis amigos o amigas, no le caía bien ninguno, sobre todo Candela (Ruggeri) con quien me fui de vacaciones a Cancún cuando nos separamos. Me decía que yo era una pendeja porque me iba de joda y él quería una mujer a su lado. Después, durante todo su viaje a Tailandia me mandó mensajes cada día diciéndome que quería que tengamos un hijo. Realmente sentía que las cosas iban a cambiar, que todo podía cambiar porque estaba enamorada. Me alejé de mis amigos y mi familia ahora me arrepiento mucho” cuenta Barbie.
Mientras habla los ojos se le llenan de lágrimas. Su relato se remonta a junio del año pasado cuando su amigo José María Muscari, alertado por vecinos de la pareja, consultó a una psicóloga especialista en violencia de género y le contó a los padres de Barbie, Alejandro Pucheta y Nazarena, sus sospechas sobre golpes. Pero ellos negaron todo.
“Cuando José vio mis moretones, me puse a llorar y le dije que había pasado sólo una vez. Yo siempre le atribuí las marcas a los ensayos del “Bailando...” o a mi hermanito Thiago. Recuerdo que ese día estaba en Ideas del Sur y se lo fui a contar a Fede, me escapé de Muscari y al otro día cayeron mis papás a casa. Además de negar todo, lo abracé a Fede llorando. No estaba preparada para terminar la relación, sentía que todo era mi culpa porque yo sacaba lo peor de él. Hoy me arrepiento de haber desmentido a José porque fue el único que se animó a contar la verdad, me da mucha culpa”.
Federico la acusa de haberlo amenazado con quemarle el departamento y destruirle el hogar en medio de las crisis. “Yo no soy una pirómana, ni una enferma mental. Descubrí una infidelidad porque leí los mensajes que se había mandado con otra mujer que está de novia. Los leí escondida en la escalera de servicio, para que el no me viera. Había mensajes realmente fuertes. Uno de ellos era ‘Te paso a buscar’. No eran una estupidez. Cuando me encontró le tiré el teléfono contra el piso y lo rompí. Me agarró del cuello, de los brazos, me dejó marcas por todos lados y hasta me empujó, primero contra un monitor que cayó al piso y terminó roto y luego contra un placard espejado, que si se me caía encima me mataba. Estaba alcoholizado y se notaba ”, contó “Barbie”, con lágrimas en los ojos.
Tras los hechos de violencia sufridos, la joven se fue a dormir con su novio “por miedo”. Eran alrededor de las 9 de la mañana y se levantaron a las 13 y 30. Federico le pidió que lo acompañase a reparar el celular y ella accedió. Cuando él se bajó del auto ella llamó a la madre para que la ayude a salir de esa situación. Nazarena le aconsejó sacar las llaves del auto y escapar mientras él estaba en el negocio de celulares ubicado en la zona de Barrancas de Belgrano. Barbie se pasó primero al asiento del conductor para que no la viera, sacó las llaves del auto y se bajó. Luego tomó un taxi y se fue a la casa de la madre. Días después le mandó las llaves del auto a través de su abogado.
El escándalo se desató a raíz de una foto en la que ella posaba para una revista semanal con un moretón en el brazo izquierdo. Casi de inmediato los medios se centraron en esa marca y en los protagonistas de la turbulenta relación. El jueves 5 de mayo, la joven hizo la denuncia policial en la Comisaría de la Mujer de Tigre —aconsejada por su psicóloga—, y el viernes 6 la ratificó en la Fiscalía de Género de Tigre.
Según un amigo de Barbie, el problema del viernes comenzó cuando ella descubrió que Fede la engañaba: “Es una historia larga y que viene desde hace un tiempo. Fede engañó a Barbie con Laura Fernández. Ella lo niega y él también, y dicen que son amigos. Pero ¿dos amigos se mandan corazoncitos por whatsapp? ¿Se encuentran a las tres de la madrugada para estar durante varias horas en el departamento de uno de ellos?”, reveló la misma fuente que se lo advirtió a Barbie. Además aseguró que vio fotos de Bal y Laura juntos.
El viernes 6, a la tardecita, siempre con el pelo recogido con una colita, Barbie fue fotografiada por CARAS haciendo compras junto a su hermanito, Thiago (5) cerca de su casa en Tigre. Una remera con mangas le cubría los moretones que según sus íntimos eran aún más notables.
Las lesiones de Bárbara fueron constatadas por un médico especialista y el informe fue adjuntado a la denuncia por violencia de género. Y si bien ella reconoce haber vivido un infierno, también admite que psicológicamente no está bien y asume que la infidelidad de Bal le dolió más que el maltrato que sufrió: “Me lastimó más la infidelidad que los golpes. Prefiero no hablar de nombres porque hay más personas involucradas y no tengo porqué faltarles el respeto. Esa chica tiene novio. Es algo que me venían diciendo pero no lo terminé de creer hasta que no ví los mensajes.
Refugiada junto a su madre en su casa Barbie aseguró que jamás amenazó a Federico con un cuchillo “es una locura pensar que yo puedo empuñar un cuchillo y amenazar. Yo sólo me enteré de que me estaba cagan... y no supe como reaccionar. Tampoco es verdad que le rompí una botella de whisky, sólo tiré un bolso y no sabía que había adentro”.
Cansada, y casi sin fuerzas para hablar, Bárbara explicó: “Siempre pensé que nuestra relación iba a cambiar, pero siempre vivimos enfermos. Es más, el quería tener hijos y yo le decía que era una locura que dos personas así traigan un hijo al mundo. Hasta tuve un atraso y crei que estaba embarazada pero no fue así. Yo jamás le toqué un pelo a Federico. Si lo hubiera tocado no estaría acá. El me denigraba. Me hacía sentir gorda, fea, y no podía creer que él estuviera conmigo. Ahora lo que pido es no verlo nunca más en la vida”. Parece una historia de ficción. Pero ocurrió.Locura, traición, descontrol, engaño y violencia, todo los ingredientes de una novela se reunieron en la vida de una chica de apenas 21 años.