viernes 13 de diciembre del 2024
ACTUALIDAD 19-10-2018 13:47

Susana Giménez se confiesa: "Nunca pensé que podría estar durmiendo con el enemigo”

En una charla íntima con CARAS, la diva revela su intimidad cómo nunca antes. El amor, los hombres y el engaño, en esta nota.

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La vida privada de Susana Giménez siempre causó intriga a fanáticos y público en general. A poco de que se conociera la noticia de la realización de una serie en donde se relatarán sus años al lado de Carlos Monzón, la gran diva argentina se mostró en su mejor momento y en una nota imperdible con Héctor Maugeri, Vice Director de CARAS, reveló detalles de su intimidad como nunca antes.

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“Aprendí en la vida a que las cosas malas no me dejen secuelas. Soy una agradecida a la vida y he sido muy feliz. He vivido cosas bárbaras y no tan bárbaras. Pero siempre trato de que lo malo pase y no regodearme en el dolor que me pudiera causar una persona”, afirmó Susana quien siempre le hizo frente a la adversidad.

—Por el tiempo que la conozco, por la única persona que le cambia la cara es por Huberto Roviralta…

—Y sí, como no me va a cambiar si me sacó diez palos y medio de dólares. No lo esperaba de él, te juro. Era una persona honesta…miserable también, porque nunca gastó un mango ni para pagar la luz. Pero tampoco quería que le compre nada. Yo le decía: “Te voy a regalar un Rolex, así te sacas ese reloj horrible” y él me respondía: “No me lo compres porque jamás me lo voy a poner…” Cuando nos separamos la primera vez, no quiso nada. Después me parece que en la segunda separación, la historia que yo tuve en su momento le dolió…yo entiendo. Pero él me metía mucho los cuernos. El lo niega, pero me metió los cuernos con cuanto yiro se le cruzaba.

—¿Cómo reaccionaba cuando usted se enteraba que su marido le metía los cuernos?

—Nada, porque ya no me importaba.

—Y se dedicó a hacer millones..

—Exacto. Me dediqué a trabajar y nada más. Era lo único que me daba felicidad. Venir a mi casa no me hacia feliz. Me compré mi primer perro, Jazmín, porque me sentía sola. Y aguantaba todo el aburrimiento y el destrato. Porque Huberto vivía para lo suyo, para los caballos y el polo.

—¿Usted necesita un hombre que le preste una atención particular ?

—No, pero un compañero sí , alguien que le importe lo tuyo, lo que haces. Cuando yo estaba haciendo esta casa, Huberto jamás vino a la obra y duro un año y medio. Nunca. Un día le dije que tenía que poner la calefacción y no sabía si poner loza radiante o el aire frio calor. El me contestó: “Pero poné tiro balanceado…”. Jamás me sentí acompañada. No tuve alguien que me ayudara o disfrutara conmigo. Yo elegí todo, hasta los mármoles rosa y blanco italianos de su baño.

—¿Qué fue lo que más le dolió, que le robara su dinero o sentirse estafada por la reacción de él, muy lejana a la del hombre noble que usted creía que era?

—Las dos cosas. Pero el dinero, viejo, no se puede recuperar. Y mucho menos ahora.

—¿No le dan ganas de volver a intentarlo y apostar a una nueva relación afectiva?

—No. Y te lo digo muy en serio. Sí, bueno, podría estar, tener un romance, pero jamás volvería a convivir con alguien.

—¿Se permitiría un romance pero no una relación estable?

—Estable no.

—¿Pero por qué no?

—Porque no quiero dormir con una persona que ronque, quiero ver televisión hasta las cinco de la mañana como veo ahora, con las series que a mí me gustan, y no tengo ganas que nadie me deje todo tirado. Me gusta mi vida así, con mi organización. Yo tengo todo organizado como a mí me gusta y soy muy feliz. Y aparte.. cuando creces, a medida que van pasando los años, ya no necesitas estar todo el tiempo con un hombre. Las hormonas se van debilitando y tampoco estas deseando tanto.

—¿O sea que no se siente inquieta por la falta en su vida del sexo masculino?

—Definitivamente.

—¿Y se cansó que los hombres le robaran?

—Sí, eso sí.

—¿Por qué le roban los hombres, por ser demasiado generosa o extremadamente confiada?

—Nunca pensé que podía estar durmiendo con el enemigo. Y me pasó. Además, la gente cree que porque yo gano plata, sacarme algo a mí no me va a generar nada, y esto sucede desde con un carpintero a una pareja, y no es así. Yo todo lo que tengo me lo he ganado laburando a muerte. Nunca heredé nada ni gané el loto, como decía en uno de mis musicales de la tele.